Aprende lo que puedes hacer para conseguir que los viajes largos de este verano no sean una auténtica tortura para tu circulación.

La escasa movilidad que les permiten a nuestras piernas los espacios tan reducidos de los medios de transporte, junto a las largas horas que podemos llegara pasar sentados en ellos, son factores que dificultan el retorno venoso en los miembros inferiores. Cuando la sangre no fluye con normalidad, sentimos que las piernas se nos entumecen, las recorre un progresivo cosquilleo y nos duelen, y al mismo tiempo se nos hinchan los tobillos y los pies. Aunque pensemos que estas molestias no son más que consecuencia leves del cansancio, en realidad se trata del conocido como “síndrome de la clase turista”, que no tarda en aparecer si llevamos más de dos horas pegados al asiento cuando viajamos por tierra, mar o aire. Hay que hacer todo lo posible por prevenirlo, sobre todo si padecemos ya algún trastorno circulatorio o de coagulación sanguínea, entre otros problemas, porque en estos casos incrementa la posibilidad de que se desarrolle una trombosis.


Sangre inactiva

En circunstancias normales, los músculos de las extremidades inferiores realizan una acción de masaje sobre las venas, favoreciendo el tránsito de la sangre desde las piernas hacia el corazón (circulación de retorno). Pero si durante el viaje permanecemos demasiado tiempo sin activar la musculatura de las piernas, el retorno de la sangre se ralentiza, provocando entumecimiento, hinchazón y una mayor propensión a la aparición de trombos –que no son otra cosa que coágulos de sangre– dentro de las venas profundas. Estos coágulos pueden desprenderse y viajar hasta el cerebro o hasta los pulmones, provocando una embolia o una trombosis pulmonar, que pueden tener peligrosas consecuencias.

¿Cuándo aumenta el riesgo?

Las personas con una altura y/o un peso excesivo tienen más problemas para adaptarse al asiento de cualquier medio de transporte que las personas que tienen un volumen menor. Otros factores que pueden favorecer la aparición de esta patología son aquellos que alteran la circulación y coagulabilidad sanguínea, como:

  • Arteriosclerosis.
  • Intervenciones quirúrgicas recientes, sobre todo en el abdomen o piernas.
  • El embarazo o haber dado a luz recientemente.
  • Diabetes y otras enfermedades metabólicas.
  • Algunos tumores.
  • Insuficiencia venosa periférica.
  • Uso de medicamentos que actúan sobre la coagulación, como el Sintrom o los anticonceptivos orales.

 

7 CONSEJOS para un viaje agradable

  1. Muévete. Un buen ejercicio consiste en contraer los músculos de las piernas regularmente mientras se está sentado, y estirar y contraer las piernas varias veces cada media hora.
  2. Evita tener las piernas colgando o muy dobladas. Si tienes delante un reposapiés, descansa tus pies sobre él.
  3. No cruces las piernas, para no “estrangular” las venas.
  4. Escoge asientos de pasillo para poder levantarte a menudo.
  5. Haz una parada cada dos horas si viajas en coche para descansar durante al menos diez minutos. Aprovecha para mover las extremidades inferiores caminando un poco. Haz lo mismo en las escalas de avión o de tren.
  6. Evita el alcohol, aunque vayas de copiloto o de pasajero, porque altera la circulación. ¡Si conduces tú, está completamente prohibido!.
  7. No lleves prendas que te ajusten mucho en las piernas o en el abdomen. Usa medias de compresión si padeces varices.

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