Los besos son un símbolo de amor, pero también pueden ser un foco de enfermedades por la saliva que se intercambia en ellos. Para evitar problemas, mira a lo que te expones.

Cuando nos besamos ponemos en movimiento 34 músculos, hacemos que se acelere el ritmo cardiaco, que el cerebro comience a liberar enormes cantidades de hormonas y, de paso, intercambiamos con nuestra pareja unas 300 colonias de bacterias. Todo en un abrir y cerrar de boca.

Sin embargo, el intercambio de saliva de los besos no es tan inocente, pues mueve patógenos con capacidad para general un amplio espectro de enfermedades: gripes, resfriados, mononucleosis, herpes, meningitis y hasta problemas periodontales.

Pero no todo es negativo. Cuando das o recibes un beso (uno húmedo, no un castísimo beso en la mejilla), las terminaciones nerviosas de los labios se vuelven más sensibles. Esos estímulos se convierten en señales que viajan hacia la corteza cerebral para que el cerebro libere adrenalina y noradrenalina al torrente sanguíneo, lo que provoca cambios físicos: los vasos sanguíneos se dilatan, el corazón comienza a latir más deprisa y a bombear más sangre, el cerebro libera endorfinas, que relajan los niveles de estrés y proporcionan una sensación de bienestar; se libera dopamina, una hormona que fomenta el placer y hace que aumente la autoestima; los músculos se tonifican, y hasta mejoran ciertas funciones metabólicas.

Una auténtica bomba de placer que, si te descuidas, te puede estallar en la cara.

Besarse e intercambiar saliva es, según las últimas investigaciones, el método que tenemos los homínidos para escoger pareja. El problema es que en un solo mililitro de saliva anidan unos cien millones de bacterias que pueden causar problemas como estos:

Mononucleosis

  • ¿Qué es? Se la conoce como “enfermedad del beso”. Es una patología generalmente benigna que se da, sobre todo, entre jóvenes, por intercambios de saliva infectada. Su periodo de incubación es de cuatro a seis semanas antes de que se manifiesten los síntomas: fiebre, dolor agudo de garganta, inflamación de los ganglios linfáticos y una tremenda fatiga que puede durar meses.

  • ¿Qué la causa? La provoca un virus de la familia de los herpes, el Epstein-Barr. Está distribuido por todo el mundo y se estima que el 95% de los adultos de entre 35 y 40 años han sido infectados por él aunque no hayan tenido síntoma alguno.

  • Cómo se trata? Al tratarse de una infección vírica, el contagiado solo puede esperar a que remitan los síntomas con remedios paliativos contra la fiebre y el dolor de garganta.

Herpes simple

  • ¿Qué es? Afecta sobre todo a la boca y al rostro, provocando llagas. Pero el herpes también puede ser genital afectando a los órganos sexuales, las nalgas y el ano. Su contagio es directo. Algunas personas no presentan síntomas y otras padecen llagas cerca del área por la que el virus penetró en el cuerpo. Causa picazón y dolor y puede cursar varias veces al año.

  • ¿Qué lo causa? La infección la provoca el virus herpes simple, el VHS. Los hay de dos tipos: el de tipo I causa el herpes labial y el de tipo II, el herpes genital.

  • ¿Cómo se trata? No hay vacuna frente al virus VHS. En los pacientes inmunodeprimidos y cuando los brotes son muy seguidos se trata con antivirales para disminuir la frecuencia de los ataques, aunque existe el peligro de generar resistencias del virus a los fármacos.

Resfriado y gripe

  • ¿Qué son? Son las afecciones invernales más comunes. Ambas son de carácter vírico. Mientras el resfriado cursa con estornudos y afección nasal, fundamentalmente, la gripe causa malestar, frío, sensación de estar baldado y, sobre todo, fiebre alta, de entre 38 y 40º C.

  • ¿Qué los causa? El resfriado común lo causa el rinovirus, que tiene una altísima capacidad de contagio. La gripe la causa su propio virus, que muta prácticamente todos los años y que en España afecta cada invierno a más de tres millones de personas.

  • ¿Cómo se tratan? Los antibióticos son inútiles en los dos casos, porque se trata de afecciones víricas, no bacterianas. Anticatarrales, antitérmicos y reposo son las únicas medidas efectivas para pasar el trago.

Meningitis

  • ¿Qué es? Esta denominación engloba enfermedades de origen vírico y bacteriano, las más graves. Cursan con fiebre alta y, según el paciente, rigidez de nuca, dolor de cabeza, vómito, somnolencia y convulsiones. En el caso de la bacteriana, pueden aparecer petequias y sepsis. Las víricas suelen ser benignas; las bacterianas, mortales en uno de cada diez casos.

  • ¿Qué la causa? Las víricas las provocan enterovirus y virus de la familia de los herpes. En las bacterianas es una bacteria la que causa el daño. El análisis y cultivo del líquido cefalorraquídeo obtenido por punción lumbar aclara de qué tipo es.

  • ¿Cómo se trata? La vírica remite por sí sola en menos de dos semanas con fármacos para la fiebre y el dolor. La bacteriana, si no acarrea complicaciones, con antibióticos en el hospital.

Con los besos, los labios se vuelven más sensibles y envían señales al cerebro

 

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