Determinar si los cerebros de hombres y mujeres son y funcionan de maneras diferentes es un apasionante debate científico. La respuesta sigue en el aire.

Existen diferencias anatómicas, fisiológicas y bioquímicas entre el cerebro masculino y femenino que están bien documentadas. Estos son solo algunos de esos rasgos cerebrales que difieren entre el hombre y la mujer:

  • El volumen total del cerebro es mayor en hombres (1.260 cc) que en mujeres (1.130 cc).

  • El flujo sanguíneo cerebral es mayor en mujeres.

  • Las mujeres tienen un mayor porcentaje de sustancia gris, implicada en la capacidad de procesamiento de información. En cambio, los hombres tienen un mayor porcentaje de sustancia blanca, implicada en la velocidad de procesamiento de la información.

  • La densidad del cuerpo calloso, la estructura que conecta los dos hemisferios cerebrales, es mayor en las mujeres.

  • El tamaño relativo de algunas estructuras cerebrales también varía en función del sexo y del momento del desarrollo: durante la adolescencia, el tamaño del hipocampo (implicado en los circuitos de la memoria) es más grande en mujeres y la amígdala (implicada en circuitos de estímulos hormonales y sexuales) es mayor en los hombres.

  • En los hombres adultos la pérdida de volumen cerebral con la edad es superior en los lóbulos frontales y temporales, y en la mujer en el lóbulo parietal y el hipocampo.

  • Los niveles de algunos neurotransmisores como la serotonina, cuyas variaciones se relacionan con trastornos depresivos, del sueño y de la alimentación, son mayores en las mujeres.

Pero, ¿también pensamos distinto?

Por lo general, se asume que las mujeres tienen un cerebro “emocional” y los hombres tienen un cerebro “racional”. Las mujeres suelen tener más destreza en las tareas lingüísticas y sociales, más capacidad de empatía, de procesamiento de las emociones y quizá más capacidad de memorización. Los hombres suelen ser más hábiles en tareas de procesamiento visuoespacial y matemático.

Algunos investigadores afirman que tales diferencias en comportamiento supuestamente aceptadas por todos, no han sido demostrados por la ciencia y, de hecho, muchos estudios realizados al respecto arrojan resultados contradictorios.

Unos investigadores creen que las diferencias anatómicas, fisiológicas y bioquímicas –que se constituyen durante la formación del cerebro en el útero materno– dependen de factores genéticos y hormonales. Por tanto, consideran que, ya desde el nacimiento, el cerebro de los hombres es diferente del cerebro de las mujeres, y que estas diferencias determinan el comportamiento, la personalidad, el modo en que se emplean las capacidades cognitivas e incluso las probabilidades de padecer determinadas enfermedades.

Sin embargo, otros científicos opinan que, aunque algunas de sus características dependan exclusivamente del sexo, el cerebro es un órgano dinámico y flexible que se va “moldeando” por la influencia de factores como la educación y el entorno social en el que vive la persona.

 

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