El pecho femenino está concebido para la lactancia, pero en ocasiones pueden surgir problemas si el bebé no succiona correctamente o lo colocamos en mala postura. Uno de ellos es la mastitis.


Dar el pecho a su bebé es, sin duda, una de las experiencias más hermosas de las que puede gozar una madre. Sin embargo, una de cada veinte mamás no llega a disfrutarlo del todo por las molestias que les produce la mastitis, una inflamación de los senos debido al enquistamiento de la leche materna en ellos.

¿Por qué se produce?

Que el pecho se inflame sucede porque la leche que contiene no ha sido extraída correctamente por diversas causas:

  • Porque el bebé no succiona adecuadamente el pecho.
  • Porque la madre retira al niño del pecho antes de que haya terminado cada toma o porque se le dan menos tomas de las necesarias.
  • Porque los conductos mamarios (por donde sale la leche) se han obstruido.
  • También influye una producción aumentada de leche o estar dando el pecho a más de un niño (gemelos, trillizos...).

Pero la mastitis no solo aparece como consecuencia de una excesiva acumulación de leche en los senos. En muchas ocasiones se debe a una infección ocasionada por la entrada de bacterias que proceden, por ejemplo, de la boca o garganta del bebé y terminan entrando en el pecho de la madre a través de las grietas del pezón.

También en otros momentos

Aunque lo más común es que suceda durante el posparto, entre dos y tres semanas después del alumbramiento, existen otros momentos de la vida de la mujer en que puede aparecer este problema:

  • Durante el embarazo: Es muy poco frecuente y no se conoce su causa. Aparece dolor en la mama, enrojecimiento de la piel, fiebre y sensación de malestar general. El hecho de tener una mastitis durante el embarazo no impide la lactancia posterior.

  • Fuera de la lactancia: Generalmente aparece en situaciones de disminución de las defensas por enfermedades o tratamientos.

¿Cómo puedes evitarla?

  • Comenzando la lactancia lo más pronto posible después del parto.

  • Utilizando un sacaleches si la madre tiene un exceso de leche.

  • Procurando que haya un buen agarre del niño al pecho.

  • No poniendo limitaciones a la duración o frecuencia de las tomas.

  • Lavando frecuente las mamas para prevenir infecciones.

Tratamiento

  • Con analgésicos o antiinflamatorios: para calmar el dolor y la hinchazón.

  • Con compresas tibias sobre en el pecho: para reducir la hinchazón.

  • Con antibióticos: solo deben tomarse en caso de infección y bajo control médico.

Síntomas de aviso

  • Las mamas se hinchan.
  • Aparecen unas zonas enrojecidas y calientes en la piel.
  • Dolor o sensibilidad al tacto.
  • Si la mastitis es infecciosa, puede haber una acumulación de pus localizada y fiebre.

Tranquila, no te agobies

Si estás dando de mamar a tu hijo y tienes molestias en los pechos, no tardes en consultar a tu médico. Ante todo, piensa que se trata de una situación transitoria, que tiene tratamiento y que no va a afectar al recién nacido. Cuando se resuelva, podrás continuar con la lactancia sin problema.

Adoptar una postura correcta es muy importante para que cada toma sea un verdadero momento de descanso y tranquilidad para ti y para el bebé.

  • Tú debes sentarte de la manera que te resulte más cómoda, y mejor si es con un cojín mullido que te permita relajar la espalda.

  • En vez de soportar con tus brazos el peso del bebé, recuéstale sobre un almohadón grande colocado sobre tus rodillas, a la altura suficiente para que pueda acceder a tu pecho sin esfuerzo.

De esta manera, estarás favoreciendo el proceso de la lactancia y evitarás el riesgo de mastitis por acumulación de leche en tus senos. 

Si aprendes a darle el pecho a tu bebé correctamente, evitarás muchas complicaciones. Ante cualquier duda, pregunta a los expertos

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