Date un respiro ¡Aire a los sofocos!

Ya sudabas más de la cuenta con esos incómodos sofocos de la menopausia … y ahora este calor. ¿Sabías que tú puedes hacer mucho por deshacerte de estas molestias?

Son muchas las mujeres para las que el verano no es precisamente la época del año más agradable, sino más bien una temporada que desean que pase lo antes posible. Porque los habituales sofocos provocados por las fluctuaciones hormonales que se dan en la menopausia se hacen más duros de soportar cuando la temperatura ambiental está en las cifras más altas, y en especial en los días de bochorno en los que al calor se suma una abundante humedad. Si confluyen otras alteraciones físicas y psicológicas muy características de esta etapa de la vida (insomnio, decaimiento, molestias en las relaciones sexuales, dolores articulares…), desde luego, es muy comprensible que haya quien piense que “lo mejor el verano es cuando se acaba”.

Más de un 80% de las mujeres que están en la menopausia o en edades próximas se quejan de que padecen sofocos muy a menudo, mientras que el restante 20% no nota esta molestia o apenas les afecta.

El abanico, compañero inseparable

Los sofocos y el aumento de la sudoración corporal generalizado se da como consecuencia del desequilibrio en la producción de hormonas femeninas que tiene lugar en torno a los 45 años, con el fin de la vida fértil de la mujer. Al finalizar la ovulación (momento que se llama propiamente “menopausia”), los niveles de estrógenos y progesterona caen, lo que afecta al funcionamiento del hipotálamo, el área cerebral que regula la temperatura corporal. Por eso, muchas mujeres sienten un calor corporal intenso en diferentes momentos del día, activándose de inmediato los mecanismos con los que el cuerpo intenta refrescarse para reducir su temperatura: se dilatan los vasos sanguíneos periféricos, aparecen el rubor facial y una sudoración más intensa de lo normal. El abanico se convierte así en un compañero inseparable.

Peor descanso

Los problemas para conciliar el sueño y para disfrutar de un buen descanso, con los que muchas mujeres en edad menopáusica tienen que lidiar con frecuencia, están estrechamente relacionados con los sofocos y se ven acentuados también por el calor que soportamos muchas noches estivales.

Generalmente, no se trata de trastornos del sueño propiamente dichos, sino una continuación del nerviosismo y de la irritabilidad que los cambios hormonales de la menopausia producen en el organismo de las mujeres.

Ejercicio, tu aliado

Para disminuir estos síntomas, es fundamental intentar controlar el estrés emocional y el nerviosismo.

Es cierto que no es fácil lograrlo si nuestro ritmo de vida es demasiado rápido y si la posibilidad de cambiarlo no está del todo en nuestra mano, pero el ejercicio siempre es un buen aliado. Esto se debe, entre otros factores, a que la actividad física estimula la producción por el organismo de distintos tipos de hormonas que actúan proporcionando bienestar físico y mental y, al mismo tiempo, ayudando al descanso al final del día.

Respiración controlada

Aprender a respirar profundamente es clave para conseguir que los sofocos se alivien enseguida. Tienes que inspirar despacio por la nariz, llevando el aire al fondo del abdomen, y después soltarlo lentamente, notando cómo se contrae el abdomen. Concéntrate en cada respiración y notarás que los sofocos y el nerviosismo van siendo cada vez más livianos, ya que oxigenarás mejor tu cerebro y ayudarás a tus músculos a liberar tensiones también.

A muchas mujeres, el yoga les ayuda mucho a conseguir el nivel de relajación que necesitan, ya que en esta disciplina se realizan posturas que requieren la coordinación con la respiración. El estado mental de profunda concentración y bienestar que se logra con el yoga contribuye a afrontar los momentos más tensos con mejor autocontrol.

Las sustancias excitantes, como la cafeína, favorecen los sofocos

En tu alimentación también te ayudará…

✸ Reducir el consumo de cafeína y de alcohol, ya que son bebidas excitantes que pueden aumentar la ansiedad y la sudoración.

✸ Evitar los alimentos grasos, ya que, si tienes problemas cardiovasculares, contribuyen a que aumente la presión arterial.

✸ Incluir en tu alimentación productos derivados de la soja, beneficiosos en la menopausia por su alto contenido en isoflavonas.

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