SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
Son de sobra conocidas las extraordinarias propiedades saludables de la uva –tanto de su jugo natural o en forma de vino como de su hollejo y su pepita–, pero menos populares son las de la planta de la que nace este fruto, la vid.
Es una hierba perteneciente a la familia de las mistráceas. Desde la antigüedad ha sido muy valorada tanto por sus aplicaciones gastronómicas como por sus propiedades medicinales.
Pese a su aparente fragilidad, la vistosa flor de esta planta semiperenne es capaz de resistir muy bien las frías temperaturas otoñales e invernales.
Vamos entrando en el otoño poco a poco, y los días más frescos y con menos horas de luz contribuyen a que tengamos menos energía y a que nos cansemos con más facilidad de lo habitual, tanto física como mentalmente.
Sabemos de ella que es un alimento de lo más nutritivo, rico en hidratos de carbono, vitamina C, potasio y otros minerales.
No falta en casi ningún hogar desde la época de nuestras abuelas. Desde tiempos inmemoriales ha tenido mil y una aplicaciones, pero no debemos abusar de su uso, para evitar riesgos importantes en nuestra salud.
La industria cosmética incorpora los aceites extraídos de diferentes especies vegetales en las fórmulas de numerosas cremas regeneradoras, cicatrizantes y antiarrugas y en otros productos para el cuidado corporal.
Seguro que has visto estas vainas mil veces en el campo, pero nunca se te ha pasado por la cabeza que son muy nutritivas y que hasta las puedes utilizar en la cocina.
La transpiración es un proceso natural con el que eliminamos el calor del cuerpo y desechamos toxinas.
No existen aún pruebas concluyentes sobre la conveniencia de tomar este popular complemento alimenticio, pero sí hay estudios que apuntan a que la lecitina de soja podría tener efectos beneficiosos para la salud.