El apéndice: Un vestigio de la evolución humana

Si este pequeño órgano se obstruye y se infecta, hay que extirparlo de inmediato para que no cause problemas mayores. Por suerte, podemos vivir sin él sin ningún problema.

 ¿Cómo es y cuál es su función?

El apéndice es un pequeño segmento hueco con forma de cilindro. Está adherido al intestino grueso, conectado al ciego. Se ubica en el cuadrante inferior derecho del abdomen, aunque en algunas personas se localiza en la parte inferior izquierda. En adultos, mide en torno a 10 cm de largo y unos 7 mm de diámetro.

Este órgano se considera un vestigio evolutivo del ser humano, y la mayoría de los médicos sostienen que carece de una función significativa. Sin embargo, algunas investigaciones apuntan a que sí puede tener ciertas funciones importantes:

  • Podría ser una válvula de escape para los gases en bebés lactantes, ayudando a prevenir los cólicos.

  • Podría favorecer el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas. Por tanto, es posible que favorezca la función digestiva, concretamente la del colon.

  • Podría tener una función inmunológica. Algunos estudios apuntan a que el apéndice en adultos actúa como órgano linfático, produciendo hormonas para desarrollar el sistema inmune.

Cuando enferma...

El apéndice puede obstruirse por la presencia de un cuerpo extraño (restos de alimentos no digeridos, materia fecal, parásitos). Esto hace que empiece a acumular gas, moco y bacterias. La inflamación generada (APENDICITIS AGUDA) puede terminar gangrenando y perforando el apéndice. Los síntomas característicos son dolor abdominal intenso y progresivo, temperatura elevada, náuseas o vómitos.

En estos casos, es necesario extirpar el apéndice. La intervención se denomina apendicectomía.

Normalmente, antes de la intervención se realizará una analítica de sangre para confirmar la existencia de infección y una radiografía o ecografía del abdomen.

En ocasiones se realiza una ecografía abdominal para descartar que se trate de otras patologías abdominales distintas de la apendicitis aguda, como, por ejemplo, un trastorno ovárico. La apendicitis puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente entre los 10 y los 30 años.

Si la infección del apéndice se disemina por la cavidad abdominal, hay un alto riesgo de peritonitis, que puede llevar aparejadas diversas complicaciones, lo cual puede ocurrir entre 36 y 48 horas desde que aparecen los primeros síntomas.

Con menos frecuencia la gangrena del apéndice puede extenderse al colon o a la parte final del intestino delgado. En este caso hay riesgo de perforación de las áreas afectadas, con posibilidad de que haya daños hepáticos. La intervención quirúrgica necesaria ante esta situación se llama hemicolectomía.

¿Qué le beneficia?

La fibra de los vegetales ayuda a protegernos de la apendicitis porque estimula el buen funcionamiento intestinal.

  • Alimentos ricos en fibra: verduras, frutas y cereales integrales.

  • Alimentos con acción antibiótica: ajo, cebolla, própolis...

Si no tenemos apéndice... ¿Hay algún riesgo?

No corremos ningún riesgo. Todos podemos vivir sin apéndice, puesto que sus funciones pueden ser compensadas por otros órganos.

De hecho, una de cada 100.000 personas carece de apéndice desde el  nacimiento, sin que ello suponga ningún riesgo de salud.

Nunca te automediques ante un dolor abdominal repentino y muy intenso, podría enmascararse los síntomas de apendicitis y dificultar su diagnóstico.

 

 

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