¿Crees en los milagros? No lo hagas. Perder peso de manera definitiva es una carrera de fondo. Por eso, desconfía de cualquier método que te prometa fulminar los kilos rápidamente y sin esfuerzo. No solo porque a la larga no funcionará, sino porque, además, pondrás en riesgo tu salud.


Solo el 28% de los españoles está contento con su peso. Todos los demás querrían perder unos cuantos kilos. Y la mayor parte de ellos, a ser posible, por el camino fácil: aquel que nos lleve en el menor tiempo posible al peso deseado. Por eso tienen tanto éxito las llamadas 'dietas milagro', porque aunque son de lo más dispares y cambian con cada estación, todas tienen algo en común: nos dicen aquello que queremos oír… aunque no sea verdad. Prometen fulminar los kilos sin esfuerzo y rápidamente, pero el milagro tiene truco: la báscula parece darles la razón pero es a base de hacer que el cuerpo pierda líquidos y masa muscular, y no de quemar grasa, así que cuando se abandona el plan, ¡zas!, el temido efecto rebote.

En cuanto se vuelve a comer de forma normal, el peso perdido se recupera en menos tiempo que el que tardó en irse. Eso por no hablar del riesgo que suponen para la salud. «A muchos nos encantan las promesas rápidas o incluso mágicas. Pero en cuanto a la salud, las cosas no funcionan así. ¿Acaso un brazo roto se cura en tres días?  plantea el dietista y nutricionista Julio Basulto, diplomado en nutrición humana y dietética, coautor de No más dieta–. Lo mismo ocurre con el sobrepeso y la obesidad. Si nos juran que en dos o tres semanas estaremos hechos unas sílfides nos están tomando el pelo». Ante la avalancha de dietas rápidas y peligrosas, los expertos se esfuerzan por dejar algunos puntos bien claros. Adelgazar de forma saludable y duradera es una carrera de fondo. Solo una dieta personalizada, variada y equilibrada, elaborada por un profesional, te ayudará a perder peso y a mantener la forma física, evitando la pérdida de masa muscular, la aparición de flacidez y arrugas y la vuelta de los kilos perdidos.

La dieta definitiva no existe

“No existen fórmulas milagrosas para tener una imagen que, en muchos casos, es inalcanzable –advierten desde la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (Fesnad)–. Y no es solo que no sea efectivas, es que implican riesgos para la salud”. Estos son algunos:

  • Las dietas milagro pueden conllevar una pérdida de nutrientes y vitaminas esenciales para nuestro organismo. La deficiencia de minerales puede producir alteración del gusto y el apetito, así como favorecer la osteoporosis o los trastornos en la coagulación sanguínea. Por su parte, el déficit vitamínico (B1, B2 y B3 principalmente) provoca irritabilidad y lesiones oculares, cutáneas y gastrointestinales, entre otras.

  • Te pondrán de un humor insoportable. Quienes siguen dietas muy bajas en calorías (por ejemplo, menos de 1.000 al día) son especialmente propensos a sufrir notables cambios de estado de ánimo y pueden padecer ansiedad, irritabilidad, ira, frustración…

  • El famoso “efecto rebote”. Cuando sometemos el organismo a una dieta muy baja en calorías y hay una pérdida de peso muy rápida, el organismo reacciona haciéndose más eficiente, gastando menos energía, y esto puede causar serios problemas de salud y provocar un aumento de peso drástico en el momento en el que se vuelven a ingerir cantidades normales de comida. Por su capacidad para ganar adeptos, de propagar, de boca en boca, preceptos erróneos y de perpetuar hábitos alimenticios poco saludables, desenmascaramos las dietas más populares.

Dieta ATKINS

Actualmente no hay nadie en su sano juicio que la recomiende, pero en los años setenta y ochenta esta dieta, basada en el consumo sin restricción de proteínas y grasas y la abstinencia casi total de hidratos de carbono, tuvo su momento de gloria. Fue la primera _dieta milagro_ a escala planetaria. La omnipresente Kim Kardashian, que asegura haber perdido en tiempo récord y gracias a este plan los 15 kilos extra que ganó durante su embarazo, ha vuelto a ponerlo de actualidad a fuerza de selfi es. Sin embargo esta dieta no es ni mucho menos nueva. Lleva ya cuatro décadas generando polémica (y reclutando adeptos), desde que el doctor estadounidense Robert Atkins la describiera allá por los años 70 en su libro La revolución dietética del Dr. Atkins.

¿En qué consiste? Desafiando todas las recomendaciones ofi ciales sobre una alimentación equilibrada y saludable, favorece el consumo de proteínas y grasas sin restricción (sí, está permitido comer tanta carne, pescado, huevos y lácteos como se desee), eliminando casi por completo, por el contrario, el consumo de hidratos de carbono (no más de 20 gramos diarios en su primera fase, la más estricta). Esto DIETA ATKINS excluye del plato numerosos alimentos, entre ellos la mayoría de verduras y todas las frutas. El autor asegura en su libro que _la clave del régimen intensivo Atkins radica en el metabolismo del cuerpo. Los carbohidratos aportan gran parte de la energía a los músculos y al cerebro. Cuando escasean, el organismo obtiene la energía de las grasas.

Cuando se deja de comer arroz o pan, se consume el tejido adiposo, eliminando así los típicos michelines. Es decir, que se basa en la teoría de que como a un organismo sin hidratos le falta su gasolina quemará las grasas almacenadas para sacar la energía que necesita. Otro de los argumentos que conquista a millones de seguidores es que las dietas ricas en proteínas producen saciedad, disminuyen la sensación de hambre y hacen que se coma menos.

¿Qué dicen los expertos? Cuando al cuerpo le llegan muy pocos hidratos de carbono a través de la dieta, empieza a utilizar sus reservas internas (glucógeno). El glucógeno está unido al agua en el organismo, esto signifi ca que la drástica pérdida inicial de peso se debe, en gran medida, a la pérdida de agua, no de grasa. Una vez agotadas las reservas de glucógeno, el cuerpo empieza a utilizar la grasa y el tejido muscular para obtener energía. Cuando se utiliza grasa en ausencia de carbohidratos, el organismo produce unas sustancias llamadas cetonas. Este estado de cetosis contribuye a inhibir el apetito, lo que hace que aunque las personas que siguen este régimen pueden comer tanto como deseen, en realidad, ingieren menos calorías porque no sienten hambre. Sin embargo, tiene importantes repercusiones en la salud.

¿Cuáles son sus riesgos? Es tan desequilibrada que ningún médico la recomienda hoy día. La exclusión de alimentos ricos en hidratos de carbono, como cereales (pan, arroz, pasta), frutas y verduras, implica que la dieta carezca de vitaminas, minerales y fibra de origen vegetal, además de otras sustancias como los flavonoides, carotenoides y otros antioxidantes. Por el contrario, suele ser rica en grasas saturadas y podría ocasionar riesgo cardiovascular por una sobrecarga de grasas y de proteínas. Hay importante evidencia de que las dietas que son altas en grasas saturadas contribuyen a la aparición de enfermedades del corazón y la circulación. Las dietas tienen que incluir una variedad de alimentos para proteger al cuerpo de tales condiciones. Y esta dieta no lo hace_, asegura la Fundación Británica del Corazón. De hecho, su creador, el doctor Atkins, falleció en 2003 de un ataque al corazón. Pesaba 116 kilos, padecía insuficiencia cardiaca congestiva e hipertensión arterial. Pero hay más: mareos y dolores de cabeza, náuseas, vómitos, dolor abdominal, dificultad respiratoria, decaimiento, sudor fuerte y mal aliento (cuando hay un exceso de cuerpo cetónicos, estos se liberan a través del aliento), pérdida de calcio…

Dieta DUKAN

El gancho era perfecto: perder mucho peso en poco tiempo y sin pasar hambre. Por eso atrapó a 24 millones de personas en todo el mundo. Hasta que la comunidad científica se echó encima de este doctor francés y acabó con un chiringuito que lo hizo millonario en un abrir y cerrar de ojos. Es, posiblemente, uno de los planes de adelgazamiento más famosos. Se estima que alrededor de 24 millones de personas se han sometido a él. ¿Quién no conoce a alguien que lo haya hecho? Su creador, el médico francés Pierre Dukan, ha vendido millones y millones de ejemplares de sus libros que han sido traducidos a 26 idiomas y se distribuyen en casi 60 países.

¿Qué dicen los expertos? Tal ha sido su impacto social que la comunidad científica le declaró la guerra: el doctor fue expulsado del colegio de médicos y las autoridades lanzaron sus advertencias oficiales sobre sus riesgos. En España el Ministerio de Sanidad la incluyó en su catálogo de dietas milagro, desaconsejadas en base a un informe elaborado por la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas que la califi ca de ineficaz, fraudulenta y carente de rigor científico. La OCU se sumó a la argumentación añadiendo que su éxito radica en una feroz campaña de marketing, una web interactiva y el respaldo de famosas, pero en el fondo solo es una dieta hiperproteica y desequilibrada.

Monodietas

Párate un momento y piensa: ¿De verdad crees que si existiese algún producto que tuviese la facultad de descomponer la grasa y expulsarla fuera del organismo existiría la obesidad? No, ¿verdad? Pues en ese principio tan disparatado se basan la mayoría de las monodietas que surgen cada dos por tres con la promesa de hacernos perder peso fácil y rápidamente… ¡y no volver a recuperarlo! Promesas falsas, claro.

¿Cuáles son sus riesgos? Son dietas restrictivas y desequilibradas que aportan una baja cantidad de calorías, así que sus riesgos son todos los derivados de los déficits de macronutrientes. Provocan trastornos digestivos, malestar general, pérdida de cabello, contracturas musculares, amenorrea, insomnio, ansiedad, irritabilidad… Además, los ingredientes que emplean son muy diuréticos, lo que hace que pierdas grandes cantidades de minerales, con la consecuente sensación de debilidad, mareos, calambres… Además, cada vez que haces una dieta de este tipo (estas no suelen superar las 800 kcal diarias) pierdes masa muscular, desciende tu metabolismo y enseñas a tu cuerpo a aferrarse a la grasa como si no hubiera mañana.

Dietas de ayuno

El cuerpo humano es una de las máquinas más perfectas que existe y es capaz, con la simple ayuda de una alimentación sana y equilibrada, de eliminar todas las toxinas que se acumulan en él mediante el sudor, la orina y las heces. Y sin necesidad de ninguna dieta de ayuno ni detox, que son simples modas.

¿Cuáles son sus riesgos? El principal riesgo de dietas no estructuradas se basa en la malnutrición. No debemos olvidar que nuestro cuerpo necesita un aporte diario de determinados nutrientes, los llamados _esenciales_. La vida se hará muy cuesta arriba los días de ayuno, porque el cuerpo no dispondrá de la energía necesaria para funcionar. Los efectos son fáciles de imaginar: fatiga, debilidad, mal humor… Eso en el mejor de los casos, el de las personas sanas, porque también puede precipitar enfermedades latentes, la aparición de desequilibrios electrolíticos o el desarrollo de cetosis y alteraciones metabólicas. El cuerpo, como el motor de un vehículo, se estropea si no se le aporta el carburante preciso.

 

 

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