Sin cura y con un arsenal farmacológico limitado, la fibromialgia es una enfermedad cruel. Pero una actitud realista por parte del enfermo puede hacer mucho por él.

Un dolor profundo, generalizado y crónico en cualquier parte del cuerpo. Una fatiga que impide realizar hasta las actividades diarias más simples. Anomalías de sueño que hacen que el paciente se levante débil y cansado. Irritación intestinal. Dolores de cabeza. Problemas del sistema nervioso. Pérdida de oído y de la agudeza visual...

Las estadísticas dicen que entre el 3 y el 6 por ciento de la población española presenta estos síntomas. Manifestaciones que se asocian a una enfermedad músculo-esquelética, devastadora y crónica, que causa dolor y una fatiga invalidante para quien la sufre: la fibromialgia. «Y aunque el 75% de las víctimas son mujeres, esta enfermedad también ataca a hombres y niños sin importar su raza o edad», explica el especialista en reumatología Sergio Sánchez Peña.

Esta enfermedad afecta usualmente a personas de entre 20 y 60 años de edad. Sin embargo, se da una alta incidencia de ella en personas de entre 20 y 30 años. Y el principal problema que tienen los que la sufren es que para llegar a un diagnóstico correcto, el paciente suele peregrinar durante años de especialista en especialista. «Las guías de práctica médica señalan para la fibromialgia 18 puntos de dolor. Cuando en la exploración física el paciente refiere dolor en 11 o más de esos puntos, se estima que la enfermedad existe», dice Sánchez Peña. Esta es la única manera de saberlo, porque todos los demás métodos de diagnóstico solo ayudan a confirmar o descartar su presencia. Y, además, la enfermedad comparte síntomas con otras patologías (la artritis reumatoide, las espondiloartropatías, la esclerosis múltiple, las neuropatías periféricas…), lo que dificulta aún más el diagnóstico correcto.

La fibromialgia no tiene cura, así que el objetivo del tratamiento es reducir el dolor que siente el paciente y tratar los síntomas acompañantes para que mejore su calidad de vida. «Los pasos que se suelen seguir son: explicar al enfermo la naturaleza de su patología, educarlo para que evite los factores que la agravan, tratar las alteraciones psicológicas asociadas si las hubiera, recomendarle los ejercicios físicos más adecuados y recetar los analgésicos y medicamentos precisos para aumentar su tolerancia al dolor», enumera el especialista. Y, por supuesto, evitar cualquier factor que pueda agravar los síntomas.

Pero con esto no basta: una actitud positiva del paciente y un ambiente familiar relajado es básico para sobrellevar la enfermedad.

La fibromialgia no tiene cura. Los tratamientos actuales solo actúan frente al dolor

6 mitos falsos

  1. La fibromialgia no es una enfermedad física, sino psicológica.

  2. Los pacientes también sufren de depresión.

  3. Solo afecta a mujeres y a gente mayor.

  4. Todos los síntomas son culpa del enfermo.

  5. Si no acabas con ella es porque eres débil.

  6. Si te olvidas de los síntomas, estos desaparecerán.

Los errores comunes del enfermo

No llevar un seguimiento del dolor. La fibromialgia provoca un dolor constante. Llevar un diario te ayudará a identificar ciertos patrones de mejoría, además de averiguar lo que hizo disminuir o empeorar los síntomas.

Tener muchas expectativas con los medicamentos. Los fármacos no funcionan igual en todos los pacientes. Por eso, es necesario que confíes en tu especialista para tener un tratamiento exclusivo para ti.

Negarse a tomar medicamentos de otras enfermedades. Muchos pacientes con fibromialgia también presentan depresión. No tomar los antidepresivos recetados por el especialista puede afectar negativamente al desarrollo de la enfermedad.

No atreverse a probar otras alternativas. Muchos tratamientos alternativos consiguen resultados positivos: el yoga, el taichí, hidroterapia, la meditación… hacen daño y pueden ayudarte.

Seguir con el doctor incorrecto. Todos los pacientes esperan que su médico de cabecera sea capaz de eliminarles el dolor, pero no siempre pasa. Por eso es vital acudir a un especialista en reumatología.

Negar la enfermedad. No conduce a nada. Acéptala, lee todo lo que puedas y aprende de las técnicas de autoayuda de otros pacientes.

No apoyarse en la familia. El apoyo familiar es primordial, así que asegúrate de que ellos entiendan por lo que estas pasando.

No hablar de la enfermedad. No temas hablar de tu enfermedad con tus amigos. Queda con ellos para tomar un café y cuéntales del dolor que te ocasiona y cómo te sientes. Eso hará que comprendan mejor tu estado de ánimo o tus decisiones.

Dejar que la fibromialgia domine tu vida. Cuando se tiene fibromialgia, tendrás días en los te sientas fatal, pero no te hundas. En vez de eso busca hobbies que te entretengan y mantengan tu mente apartada del dolor.

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