Se suele creer que son “inofensivos”, y por eso algunas personas los ingieren a la ligera. Pero lo cierto es que los diuréticos son medicamentos con posibles efectos secundarios y contraindicaciones, como todos los demás, por lo que sólo deben tomarse bajo prescripción médica.

¿Qué son?

Los diuréticos son sustancias que aumentan la eliminación de agua y sodio del organismo a través de la orina.

¿Para qué sirven?

Un exceso de líquido en el cuerpo puede ser el punto de partida o un agravante de diversas enfermedades, como, por ejemplo:

  • Hipertensión arterial: Los médicos recetan diuréticos a las personas hipertensas en dosis pequeñas, ya que eliminan el exceso de sodio de los riñones, favoreciendo la dilatación de las arterias y, por tanto, la disminución de la presión arterial.

  • Insuficiencia cardiaca. Se da cuando el corazón no es capaz de suministrar la sangre que necesitan los tejidos y órganos del cuerpo para funcionar correctamente. Como consecuencia, la presión de la sangre aumenta dentro del corazón, los pulmones se llenan de líquido y la persona afectada siente que se ahoga. Gracias a los diuréticos, los pulmones se descongestionan y se alivia esa sensación de ahogo.

  • Edema: Para la hinchazón de pies y piernas y acumulación de líquido en los pulmones también son eficaces los diuréticos.

Cuidado si los usas para perder peso

Es cierto que los diuréticos son buenos aliados a la hora de adelgazar, porque combaten la retención de líquidos, reduciendo la hinchazón. No obstante, tomar estos fármacos sin control médico y de forma continuada puede provocar efectos indeseables:

  • Aumento de los niveles de glucosa, ácido úrico y triglicéridos.
  • Eliminación excesiva de potasio, que eleva el riesgo de taquicardia o arritmia.
  • Bajada de la tensión arterial.
  • Deshidratación del organismo.

Además, hay que tener claro que los diuréticos en ningún caso “disuelven” la grasa, como proclaman ciertos productos que se venden en herbolarios y parafarmacias.

Por tanto, no te arriesgues: aunque estén elaborados con extractos naturales de plantas, tomar diuréticos a la ligera es peligroso. Mucho ojo, porque lo mismo sucede con los laxantes. Pide cita con el médico para que te indique qué tratamiento es mejor para ti.

El té, café, el mate, los espárragos y la piña tienen un suave efecto diurético.

 

 

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