SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
1. Erosión del esmalte
El esmalte dental protege la corona del diente. Es la superficie más dura del cuerpo humano. Sin embargo, los alimentos y bebidas que tomamos producen un ácido que lo va desgastando progresivamente. Los primeros indicios de erosión suelen ser difíciles de ver y solo los puede apreciar claramente un dentista.
2. Caries
Es una enfermedad infecciosa progresiva que desmineraliza y ataca el esmalte, provocada por los ácidos que genera la placa bacteriana. En sus estados iniciales es reversible con una correcta higiene bucodental.
3. Placa bacteriana
Está formada por microorganismos, que se alimentan de los restos de alimentos y ácidos existentes en la cavidad bucal. Se adhiere a las paredes de las piezas dentales y a las encías, pudiendo producir caries, gingivitis y periodontitis.
4. Sarro
Es la mineralización de la placa bacteriana. Se deposita sobre los dientes, por encima y por dentro de las encías. Se puede prevenir su formación con una adecuada técnica de cepillado. Solo es posible eliminarla con una limpieza profesional a fondo.
5. Halitosis
El mal aliento puede ser signo de una higiene bucodental deficiente, de falta de salivación, infecciones en las encías o de la caries, que originan una multiplicación de las bacterias que viven en la boca. Los odontólogos nos pueden proporcionar trataPor Clara Blanco mientos eficaces para este problema.
6. Gingivitis
Es una enfermedad periodontal provocada por la acumulación de placa bacteriana y sarro. Produce inflamación y sangrado de las encías. Si no se frena su desarrollo, se convierte en periodontitis, que puede llevar a la pérdida de piezas dentales.
7. Sensibilidad dentinaria
El dolor punzante en los dientes ante estímulos como el frío, el calor o el tacto se suele deber a que unos conductos existentes en la dentina del diente (llamados túbulos dentinales) están abiertos, por lo que a la dentina queda expuesta al exterior y en comunicación con la pulpa, lo cual causa la sensación dolorosa.
8. Manchas
El abuso de determinados alimentos (como el café o el té) y una mala higiene bucodental provocan que determinadas áreas de la superficie de los dientes se oscurezcan o amarilleen. La solución más eficaz es una limpieza profesional específica.