De él depende también la buena higiene de tu boca. ¿El tuyo es adecuado para ti o tienes que cambiarlo?

En muchos casos, la retracción e inflamación de la encía, el desgaste del esmalte dental y la acumulación de placa son consecuencia de un cepillado demasiado agresivo (apretando con excesiva fuerza), de la utilización de un cepillo inadecuado, desgastado o con las fibras excesivamente duras. Por eso, además de mejorar la técnica de cepillado, es importante saber elegir un cepillo de calidad y dureza adecuadas.

¿Duro, medio o blando?

Según los odontólogos, los más adecuados son los de dureza media si no hay ningún problema bucodental, o suave en caso de problemas de inflamación o sensibilidad. 

Los de cirugía, que son extremadamente suaves, se deben utilizar solamente después de una extracción o intervención odontológica hasta que las encías cicatricen y se recuperen. 

Los de ortodoncia tienen distintas longitudes de filamentos en forma de V para facilitar la limpieza de los dientes con los brackets.

¿Manual o eléctrico?

Ambos tipos de cepillos permiten obtener una excelente higiene bucodental, por lo que la elección de uno u otro es muy personal. No obstante, estudios recientes demuestran que la eliminación de la placa es mayor con los cepillos eléctricos, especialmente en las zonas de difícil acceso, como los espacios interdentales. Si la técnica de cepillado es adecuada, los cepillos eléctricos no son más agresivos con las encías y con los dientes que los manuales si se usan bien.

Cepillos interproximales

Los cepillos interproximales están especialmente recomendados para eliminar los restos de alimentos y de placa que se deposita en los espacios que hay entre los dientes. Si las piezas dentales están muy separadas, estos cepillos suelen ser más eficaces que la seda o hilo dental. El tamaño de cepillo que elijamos deberá ser el que permita que sean los filamentos los que froten los laterales de los dientes, pero no el alambre. El cepillado de los espacios interdentales se debe realizar con movimientos de vaivén, de dentro a fuera. 

Si la encía sangra, puede deberse a que está inflamada, lo que suele ser signo de gingivitis, por lo que es importante persistir en el uso del cepillado interproximal o la seda dental, siempre con delicadeza, para eliminar la placa y, con ello, la inflamación.

 

Un buen cepillo debe tener...

El cabezal del tamaño adecuado para tu boca. La cabeza pequeña permite dirigir el cepillo adecuadamente sobre los dientes, facilita el acceso a las piezas del fondo y evita que se produzcan náuseas. 

Un mango que te resulte cómodo. Los hay con diferentes formas, grosores y texturas, incluso adaptados para las manos de los niños. 

Filamentos con los extremos redondeados y pulidos, para que no produzcan microtraumatismos en la superficie de los dientes ni dañen las encías. Las diferentes formas en las que están dispuestos los filamentos en los cepillos facilitan el acceso a todas las zonas de la cavidad bucal. 

Renueva tu cepillo cada tres meses, porque se va desgastando

 

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