Los encontramos ¡hasta en catorce zonas diferentes del cuerpo! Pero para estos microorganismos no hay “hogar” más confortable que nuestros pies.


La fauna y la flora microscópica que habitan nuestra piel es realmente asombrosa. Ya se sabía que en la piel viven unos tipos u otros de bacterias dependiendo de si la piel está húmeda, seca o grasa. Pero en el caso de los hongos, acabamos de conocer que su número y variedad es distinta en cada del sitio del cuerpo, gracias a una investigación del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano y del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.

Los resultados seguramente servirán para mejorar el tratamiento de las enfermedades de la piel por hongos, como la dermatitis seborréica, la dermatitis atópica o el pie de atleta, ya que algunos medicamentos antifúngicos que se emplean en la actualidad conllevan efectos secundarios, como daños en el hígado.

Caminan con nosotros

Este curioso estudio americano revela que el sitio del cuerpo con mayor diversidad de hongos es el pie: en el talón habitan cerca de ochenta tipos, en las uñas unos sesenta, y en la piel entre los dedos unos cuarenta. En total, son casi doscientos tipos diferentes de hongos los que luchan por hacerse con una parcela de piel donde acampar a lo largo y ancho de nuestros sufridos pies.

Otros “hábitats” ideales

Por más que insistamos en lavarnos, la palma de la mano y el antebrazo son también “hábitats” de ensueño para los hongos, porque en estas zonas conviven entre 18 y 32 clases distintas. Y aunque cualquiera sospecharía lo contrario, se ha encontrado una variedad mucho menor de hongos en la cabeza, la espalda, la parte posterior del cuello, el interior y detrás de las orejas y el entrecejo (entre dos y diez tipos).

¿Por qué hay más en verano?

Los hongos prefieren los pies porque se desarrollan y reproducen fácilmente con el calor y la humedad. En los meses de verano, es relativamente fácil adquirir esta infección al caminar descalzos por suelos sucios y húmedos (piscinas, duchas públicas…), o bien si no mantenemos una adecuada higiene de los pies y además usamos un calzado cerrado o poco transpirable.

¡Cómo corre el “pie de atleta”!

La infección por hongos que se conoce como “pie de atleta” es el tipo más frecuente en los pies. Desde los pliegos que tenemos en los dedos, estos hongos se propagan con rapidez a otras zonas de los pies, como el empeine, haciendo que la piel se reblandezca y que aparezcan ampollas.

Si se manipulan los pies y no se trata la infección, el “pie de atleta” puede instalarse en las manos y, desde ellas contagiarse a otras partes del cuerpo.

Por eso, debemos tener precaución para evitar el contagio. En caso de tener la mala suerte de “pillar” hongos, hay que acudir al podólogo lo antes posible para que nos indique el mejor tratamiento, con el que siempre hay que ser constante.

 

 

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