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Aunque el agua del grifo de la que disponemos en nuestros hogares es perfectamente apta para el consumo, en algunas zonas de España tiene un sabor, olor y a veces hasta color bastante desagradables. Incluso en las zonas donde la calidad del agua es buena, en verano suele tener un apreciable sabor a cloro, un aditivo químico que se utiliza en las plantas potabilizadoras para acabar con los gérmenes del agua. Por uno u otro motivo, o bien por pensar que es mejor para la salud, que son muchas personas optan por comprar agua mineral para beber y cocinar.
¿Todas son minerales?
En la sección de bebidas de cualquier supermercado encontramos diferentes tipos de aguas embotelladas, y hay que tener claro que no todas ellas son minerales. Muchas aguas son “preparadas”, es decir, aguas potables de origen subterráneo o superficial, o bien obtenidas de la red de abastecimiento público, que han sido sometidas a un nuevo proceso de depuración. El único beneficio que ofrecen estas aguas respecto al agua del grifo es un mejor sabor.
En cambio, las que en su etiquetado indican que son aguas minerales son las que llegan al consumidor tal y como se encuentran en la naturaleza, con su misma composición mineral y pureza natural, limpia de microorganismos patógenos, sin necesidad de que sea sometida a ningún tratamiento químico para su consumo. Su contenido en minerales, oligoelementos y otros componentes depende de su procedencia. Se clasifican como “agua mineral natural”, “de manantial” o “minero-medicinal”).
¿Con o sin gas?
Para cubrir las recomendaciones diarias de líquidos (un mínimo de dos litros al día en verano), se puede beber indistintamente agua sin gas o con gas. Sin embargo, el agua con gas tiene sus particularidades: puede ser mineral natural o de manantial y contiene ácido carbónico disuelto, de ahí que tenga burbujas, lo cual le confiere algunas propiedades interesantes:
- Estimula la secreción de jugos gástricos, lo cual suele ser beneficioso en caso de digestiones pesadas. Sin embargo, este tipo de agua, como todas las bebidas gaseosas, puede aumentar la flatulencia y la hinchazón abdominal.
- No tiene calorías, pero es saciante, por lo que puede ser de ayuda para las personas con sobrepeso.
- Un estudio español reciente apunta a que beber un litro de agua carbónica a diario durante dos meses reduce el colesterol “malo” (LDL) entre un 10 y un 15%, sin que tenga efectos negativos en la presión arterial o en los huesos.
Lee la etiqueta
Si el médico te ha puesto alguna restricción en la alimentación y debes evitar determinados minerales, como el sodio o el calcio, lee la etiqueta de las botellas de agua que compres para comprobar su composición. El agua mineral de manantial natural de mineralización débil es la más apta para preparar los biberones y papillas de los bebés.