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Numerosos casos de disfunción eréctil, disminución del deseo sexual, insuficiente producción de esperma o agrandamiento de las glándulas mamarias en varones son consecuencia de un déficit de testosterona (hipogonadismo), un trastorno que afecta a entre el 6 y el 12% de los hombres de 40 a 69 años. Con el tiempo, la testosterona baja puede producir la pérdida del vello del cuerpo, disminución de la masa muscular y de la fuerza, pérdida de energía, osteoporosis, reducción del tamaño de los testículos y alteraciones del carácter.
Este déficit está relacionado con el síndrome metabólico, que incrementa el riesgo cardiovascular.
¿Por qué ocurre?
La testosterona es la hormona sexual más importante en el organismo masculino, aunque también están presentes en la mujer en menor proporción. En el varón se genera principalmente en los testículos, aunque pequeñas cantidades son secretadas por las glándulas suprarrenales. Aunque no siempre se revela claramente la causa, una producción insuficiente de testosterona puede ser consecuencia de diferentes trastornos, como:
- Una lesión en los testículos producida por la radioterapia o la quimioterapia, o por un traumatismo en esa área.
- Trastornos hormonales.
- Algunos medicamentos.
- Determinadas alteraciones genéticas.
- Otras enfermedades, como las paperas o el sida.
Hay tratamiento
En la actualidad, para tratar el déficit de testosterona, hay que seguir un tratamiento hormonal sustitutivo, que consiste en la administración de determinada cantidad de testosterona, ya sea en forma de inyecciones, implantes subcutáneos o comprimidos. Con esta terapia, el objetivo es que se alcancen los niveles fisiológicos de testosterona necesarios para que mejoren los síntomas y evitar sus consecuencias.
En los últimos años, cada vez tiene mayor aceptación la vía tópica, en forma de gel, que se aplica sobre la piel y se va liberando durante las veinticuatro horas, con lo que se consigue mantener niveles sanguíneos de testosterona estables.
Este tipo de tratamiento conlleva una serie de riesgos si se extiende durante un tiempo prolongado en hombres mayores de cincuenta años, por lo que la vigilancia por parte del médico debe ser muy estrecha. Además, no está indicada para hombres con tumores de mama o de próstata.
Más que problemas sexuales
La dificultad para mantener una erección y, por tanto, para mantener relaciones sexuales satisfactorias, es uno de las consecuencias que más preocupan a los hombres que tienen la testosterona baja. Sin embargo, puede haber consecuencias mucho más serias para su salud general si no se ponen en tratamiento a tiempo: unos niveles bajos de testosterona aumentan el riesgo de síndrome metabólico, que consiste en la presencia de, al menos, tres de estos factores:
- Diabetes o resistencia a la insulina.
- Colesterol, triglicéridos elevados.
- Hipertensión arterial.
- Obesidad.
No hay que pasarlo por alto, puesto que las personas que presentan síndrome metabólico, que no en todos los casos es reversible, tienen altas probabilidades de sufrir un infarto de miocardio o una enfermedad arterial coronaria.
No es “por la edad”, ¡tiene importancia!
Los urólogos y andrólogos advierten que son demasiados los hombres que siguen creyendo que sus problemas de erección y otros síntomas que padecen son una consecuencia “normal” de la edad, y por ello pueden pasar años sin atreverse a consultar a un médico sobre este problema.
Es hora de superar esos miedos y de ponerse en acción: acudir al especialista para que haga las pruebas necesarias (puede ser suficiente un sencillo análisis de sangre) y ponerse en tratamiento ayudará no solo a mejorar la vida sexual, sino a tener una mejor calidad de vida en general.