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Alimentos congelados: Cómo conservarlos bien

La congelación provoca un efecto mínimo en el contenido nutricional de los alimentos: aunque las frutas y verduras frescas pierden entre el 15 y el 20% de su vitamina C, en el caso de la carne y del pescado sus nutrientes permanecen casi intactos.

Al someter a los alimentos a muy baja temperatura, frenamos su deterioro y la pérdida de sus propiedades sensoriales (olor, sabor). Con este proceso también conseguimos detener o ralentizar la acción de los microorganismos, pero no los eliminamos, como sucede cuando los cocinamos con calor intenso. Por este motivo, si manipulamos los alimentos congelados de forma incorrecta, ponemos nuestra salud en peligro.

Evita riesgos

Es muy importante no volver a congelar los alimentos que se hayan descongelado, aunque sea parcialmente, ya que, al adquirir una mayor temperatura, las condiciones serán propicias para que la actividad microbiana se reanude y que la cantidad de bacterias aumente, con el consiguiente riesgo de provocarnos una toxiinfección alimentaria.

Por ello, no debemos descongelar un alimento antes de cocinarlo dejándolo durante horas a temperatura ambiente, sino guardándolo previamente en el frigorífico –cuya temperatura más alta, normalmente entre -4 ºC y -7 ºC– durante el tiempo necesario hasta que la descongelación sea completa, para evitar esa rápida proliferación de microorganismos.

Congelados industriales: Nutritivos y seguros

En el supermercado encontramos una gran variedad de productos naturales congelados, que pueden formar parte de una dieta equilibrada, rica y variada al igual que los productos frescos. Aunque se someten a un proceso industrial, también mantienen la mayor parte de sus nutrientes y sabor hasta que llegan a nuestra mesa. También con ellos hay que mantener ciertas precauciones:

1. El envase debe estar limpio, sin roturas y sin escarcha. Así te asegurarás de que está bien preservado.

2. Respeta el tiempo de conservación. Consulta la fecha de caducidad en su etiquetado.

3. Transpórtalos en una bolsa isotérmica para evitar que se descongelen. Inmediatamente al llegar a casa, guárdalos en el congelador para que no se rompa el proceso de congelación (cadena del frío). Si esto ocurriera, notarás que el embalaje del producto está húmedo o mojado. En este caso, conserva el producto en el frigorífico –nunca en el congelador– y consúmelo en pocos días.

Congela bien en casa

  • VERDURAS: Las que se preparan cocidas o al vapor es conveniente escaldarlas previamente, sumergiéndolas en agua hirviendo durante unos segundos. Deben dejarse enfriar antes de introducirlas en bolsas especiales en el congelador.

  • PESCADO: Límpialo, quítale las escamas y córtalo en filetes antes de envolverlo en papel para congelar –film o aluminio– e introducirlo en el congelador.

  • CARNE: Es mejor conservarla en filetes y sin huesos, y también envuelto adecuadamente. La carne picada se debe separar en porciones pequeñas y en bolsas para congelación, para poder sacar sólo la cantidad que se vaya a consumir.

  • PLATOS COCINADOS: Se pueden congelar tantos los asados como los hervidos y cocidos. Pero deben ser cocinados con menos sal y grasa, ya que la congelación aumenta el sabor.


No todos los alimentos deben permanecer el mismo tiempo en el congelador. 
Los límites máximos recomendados para cada uno de ellos son...

  • PAN: 3 meses.
  • PLATOS COCINADOS: 4 meses.
  • CARNE Y PESCADO: 6 meses.
  • LÁCTEOS: 8 meses.
  • FRUTA: 10 meses.
  • VERDURAS: 12 meses.

¿Cómo protegerlos del frío?

Para que los alimentos no se “quemen” con el frío, es importante envolverlos siempre con papel film, en papel de aluminio, en bolsas especiales para congelar o bien en recipientes resistentes.

¿Cuándo se pueden congelar?

Los alimentos han de meterse en el congelador fríos o del tiempo, nunca calientes.

¿A qué temperatura deben estar?

El congelador debe estar a -18 ºC o menos para que los alimentos se mantengan en buen estado.

Mejor al natural

Estos son algunos alimentos que pierden consistencia y sabor cuando se congelan y que, por tanto, es mejor consumir al natural, frescos o recién hechos:

  • LA NATA, LA LECHE FRESCA Y LAS SALSAS GRASAS, porque pueden cortarse.

  • EL QUESO, porque se desmigaja.

  • LOS ALIMENTOS SAZONADOS O EN SALAZÓN, porque se intensifica su sabor.

  • LOS VEGETALES que se consumen frescos, como la lechuga, el pimiento, los champiñones, y las bayas, porque quedan blandos y se deshacen.

  • LA PASTA, porque queda blanda si está muy cocida.

Cuando congelamos los alimentos, sólo detenemos la acción de las bacterias que contienen, no acabamos con ellas.

 

 

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