Todo comienza poco a poco y sin apenas dejar huella: una escapadita a la tienda para paliar un mal día en el trabajo, otra para apaciguar el disgusto de haber discutido con la pareja, otra más para celebrar un acontecimiento especial… Así, de esa manera tan inocente, la bola de nieve va creciendo y esas inocentes compras se acaban convirtiendo en un afán desmedido, incontrolado y recurrente por adquirir cosas o servicios de cualquier tipo.
En eso consiste el síndrome de la compra compulsiva. Y, en contra de lo que puede parecer, no es un fenómeno exclusivo de fechas como la Navidad, en las que la insistencia de la publicidad y la tradición consumista podrían explicar un cierto aumento de los gastos. No, el síndrome de la compra compulsiva es una adicción en toda regla. Una patología que, aunque en su vertiente más virulenta afecta a poca gente, es más común de lo que piensas. Y como es una patología debe tratarse como tal.
1. ¿Qué es el síndrome de la compra compulsiva?
También conocido como oniomanía o shoppingmanía, el síndrome de compra compulsiva es un tipo específico de alteración del comportamiento, semejante a cualquier adicción, por el cual una persona es incapaz de controlar el impulso que le lleva a comprar. Su fijación puede ser por un determinado objeto (zapatos, bolsos, tecnología) o puede estar asociada al hecho de comprar por comprar, sin importar el tipo de producto.
2. ¿Cuál es el retrato robot del "shoppingadicto"?
Se trata de una mujer joven, con cierta capacidad económica, que no tiene que rendir cuentas a nadie sobre lo que gasta, que suele realizar sus compras con amigas de una posición similar y que le gusta ir a la moda. La patología empieza a desarrollarse a edad temprana y da la cara en la edad adulta. Un grupo de edad muy vulnerable a esta patología es el de las mujeres que rondan la cuarentena.
3. ¿Qué síntomas delatan que sufres el síndrome?
La adicción a las compras no se distingue externamente en nada de la compra normal que realizamos cualquiera de nosotros. La diferencia fundamental está en la persona afectada, que sentirá:
- Niveles elevados de ansiedad en centros comerciales y otros lugares de compras.
- Pensamientos que le incitan a comprar.
- Aparición de deseos de resistirse, con imposibilidad de contener su impulso.
- Liberación de la tensión y satisfacción tras la compra.
- Sentimiento de culpa y remordimiento unas horas después de la compra. Estos síntomas se presentan en el adicto a las compras unas tres o cuatro veces por semana, aunque depende mucho de la disponibilidad de la tentación y del estado de ánimo de la persona, ya que las compras están muy relacionadas con este y se dan, sobre todo, cuando la persona se encuentra enfadada o frustrada (para levantarse el ánimo) e incluso en estados de felicidad, como forma de celebrarlo.
Si eres incapaz de pasar por delante de una tienda sin entrar a mirar o si aprovechas para comprar cualquier cosa ya que estás dentro, y eso lo haces una y otra vez a lo largo de la semana, puede que estés ante los primeros síntomas de algo más grave.
4. ¿Cómo se diagnostica la compulsividad?
Los síntomas específicos antes comentados permiten diferenciar claramente las compras compulsivas de las diarias e, incluso, de aquellas que se realizan en época de rebajas u ofertas, donde se incrementa la frecuencia y la cantidad del gasto. Pero si no padeces el síndrome del comprador compulsivo no sufrirás ansiedad ni tendrás pensamientos que te inciten a comprar, ni verás que es imposible controlar tus impulsos o tendrás sentimientos de culpa una vez adquirido el producto.
Una de las dificultades a la hora de establecer el diagnóstico es la presencia de síntomas compartidos con otros trastornos que se pueden presentar a la vez, como trastornos del estado de ánimo (depresión mayor), del control de impulsos (cleptomanía), de personalidad (obsesivos-compulsivos) o de la conducta alimentaria (anorexia o bulimia).
5. ¿Qué opciones hay para atajar el síndrome?
Lo primero que tiene que hacer la persona que padece una tendencia irrefrenable por comprar es reconocer su dependencia y buscar ayuda profesional. Al igual que en otras dependencias, el tratamiento debe combinar las técnicas que den respuesta a la situación de ansiedad y que, a la vez, eviten los pensamientos intrusivos que obligan a comprar:
- Técnicas de relajación y respiración. Se orientan a aumentar la sensación de control sobre uno mismo en situaciones de tentación y a evitar la frustración cuando no se compra lo deseado.
- Terapias cognitivas. Buscan que el paciente sepa identificar los pensamientos intrusivos que le llevan a comprar. En estas terapias, el paciente debe llevar un cuaderno encima para anotar cuándo le asalta la tentación, cuándo compra, qué y la cantidad gastada. Eso se empleará como base para trabajar hasta reducir la impulsividad a niveles normales.
- Técnicas de modificación de conducta. Tratan de reducir las conductas inadecuadas de compra, así como reforzar aquellas orientadas al ahorro. Por ejemplo, dándole al adicto una cantidad de dinero máxima al día para gastar, y evitando el acceso a cualquier otro dinero, incluidas las tarjetas del banco.
Trucos para no caer
1. No vayas a aquellos lugares que tengas relacionados con la adicción a las compras (grandes superficies, establecimientos comerciales…) ni donde vendan los productos innecesarios que compras de forma
más habitual.
2. No vayas solo a dichos lugares. Así, tu acompañante podrá avisarte de tu debilidad cuando te aproximes a los objetos deseados.
3. No dejes que te acompañen las personas con las que sueles ir a comprar, ya que ellas pueden ser incitadoras y cómplices de tu tendencia impulsiva.
4. Establece un límite de gasto en función de tus posibilidades económicas y no lo superes bajo ningún concepto.
5. Lleva un control exhaustivo de lo que te gastas cada mes, para comprobar que no se dispara en ningún momento.
6. No lleves tarjetas de crédito o de débito ni billetes grandes. Así evitarás la tentación de gastar más de lo que puedes.
7. Rechaza las líneas de crédito personales y promociones de fidelización de clientes que ofrecen algunos establecimientos comerciales. Evitarás que te envíen publicidad de los productos que más te gustan y el ansia de ir a comprarlos.
8. No compres en internet, pues da cierta sensación de anonimato que te hace comprar con impulsividad.
Más dificultades con la compra “on-line”
- La proliferación de las tiendas on-line está generando un nuevo tipo de comprador compulsivo, el comprador on-line, cuyo retrato robot es, según el psicólogo Juan Moisés de la Serna, el de "una mujer que suele comprar desde el PC del trabajo y en horario de oficina".
- Para frenar esta adicción, el Mental Research Institute (California), ha diseñado la Terapia Breve Estratégica, una técnica en tres etapas para que desarrollen los familiares. 1. La familia debe dejar todos los sermones con relación al problema. 2. Cesar en cualquier acción represiva, manteniendo como única restricción el control del uso del dinero. 3. Dosificar al paciente, de forma progresiva, el dinero disponible para las compras.