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Vida en pareja ¿Cómo superar las discusiones?

Las causas del conflicto son variadas, incluso cambian con la edad, pero las consecuencias son siempre las mismas: frustración, desapego y, en el peor de los casos, desenamoramiento. Te explicamos cómo identificar las razones que provocan las discusiones de pareja para luchar contra ellas.

Al contrario de lo que mucha gente piensa, los problemas de pareja o el desamor ni llegan de la noche a la mañana ni son absolutamente irremediables. Apostar por la inteligencia emocional y por ser hábiles a la hora de comunicar y comunicarnos en nuestra relación son dos de las recetas básicas para que nuestra historia, lejos de marchitarse, perdure en el tiempo.

«Los problemas de pareja o el desamor llegan cuando se deja de cuidar al otro. El amor es como una planta a la que hay que regar y abonar, es algo que hay que construir y cultivar pensando no solo en nosotros mismos y en nuestra propia satisfacción, sino en nuestras parejas», sostiene la psicóloga Carmen Serrat-Valera. El cuidado al que se refiere la especialista pasa por no fiarse ni de la espontaneidad ni de la monotonía en el día a día, sino por apostar por el consenso en la toma de decisiones que implican a la pareja y en la búsqueda de alternativas a los problemas que afecten a una o a ambas partes.

«Lo difícil de una relación no llega al principio, cuando estamos dispuestos a hacer incluso el pino para conquistar a la persona que nos gusta; lo difícil llega después, cuando esas mariposas de las que se hablan, que no son mariposas sino simplemente hormonas, dejan paso a una relación estable en la que pueden empezar a colarse malentendidos y problemas», advierte Serrat-Valera.

La falta de confianza en nuestro compañero o compañera (quizá por una infidelidad); la falta de ilusión y el desgaste de la convivencia; el desempleo o una mala situación económica; la escasa o nula comunicación entre los dos miembros de la pareja; los desacuerdos en la forma de criar a los hijos o la insatisfacción en las relaciones íntimas son, según diversos estudios, las principales causas de crisis en las parejas. Aunque muchos de esos problemas suelen ser idénticos para todas las parejas, independientemente de su edad, algunos son más propios de las más jóvenes, otros de las más maduras y otros diferentes de las más mayores. Eso sí, según algunos especialistas en derecho de familia, el rango de edad en el que se producen más divorcios es el que va de los 35 a los 45 años. Vayamos por partes.

Los hijos y la casa

Las parejas formadas por personas más jóvenes (por ejemplo, en la treintena), suelen tener conflictos de pareja que en muchas ocasione están vinculados al cuidado de los hijos y al tipo de educación que se les quiere dar. «La falta de acuerdo en las normas que se quieren imponer en casa a los niños es un síntoma claro de conflicto en una pareja que, de por sí, puede descuidarse en el momento en que lleguen hijos a su vida», sostiene la especialista.

A ese foco de conflicto se une otro, como es el de las tareas domésticas. En este caso, Serrat-Valera advierte de que «muchos de nosotros tenemos un exceso reivindicativo que nos hace mirar con lupa lo que hace en casa nuestra pareja y criticar la forma en que lo hace». Algo que deriva en un problema que podría evitarse apostando por «respetar cómo cada uno de nosotros lleva a cabo esas tareas de casa».

Además de los factores anteriores, la psicóloga señala que la falta de conciliación entre la vida personal y la profesional ha abierto otro frente de conflicto en la pareja. «El trabajo afecta de muchas maneras a nuestra pareja, sobre todo ahora que muchos de esos trabajos se han vuelto casi esclavistas, haciendo que la conciliación con la familia sea casi incompatible», subraya. Un informe de la OCDE señala que en España trabajamos una media de 1.689 horas al año, por encima de Alemania, Holanda o Dinamarca. Sin embargo, las mujeres españolas cuentan con una baja de maternidad de tan solo 16 semanas (15 días en el caso de los hombres), frente a las 28 semanas de media de la Unión Europea (y muy lejos de las 69 semanas de Suecia y las 52 de Reino Unido). Además, según cifras del Instituto de Política Familiar, los trabajadores españoles solo pueden dedicarle 3,3 horas de media al hogar y a la familia (4,29 horas en el caso de la mujer y 2,32 en el caso de los hombres).

Este problema afecta a todas las parejas formadas por personas en edad de trabajar, independientemente de la edad, y sus efectos tampoco varían de unas a otras.

La familia política

Lo que tampoco cambia es la influencia que muchas veces tiene la familia de uno de los cónyuges, o de ambos, en la pareja. «En todas las edades la relación con la familia política de uno o de los dos miembros de la pareja puede estar en el origen de un conflicto de la pareja en sí. La mayoría de esos conflictos tienen su origen entre las suegras y las nueras aunque el deterioro de sus relaciones, en la mayoría de los casos, esté motivado por la torpeza o la falta de habilidad a la hora comunicar una idea», matiza Serrat-Valera.

Vinculado a la familia también puede tener su origen otro conflicto para la pareja: el cuidado de los padres y suegros, que se puede exacerbar si se trata de personas enfermas o dependientes. Esta tarea se ha complicado en los últimos años debido a la incorporación de la mujer al mundo laboral. Y es que, si antes el cuidado de nuestros mayores estaba directamente asociado a las mujeres, ahora ya no siempre es el caso. Y no por falta de voluntad, sino de tiempo o de disponibilidad.

Disparidad de ritmos

El uso del tiempo es precisamente lo que también puede generar problemas en las parejas de cualquier edad y, sobre todo, en las más mayores. «En esta etapa de la vida, los conflictos entre las parejas suelen estar motivados por el tiempo que se dedica a ciertas actividades y el que se consagra a la pareja», confirma Serrat-Valera, y añade que «en la tercera edad lo que ocurre es que las mujeres suelen estar mucho más activas que los hombres», más proclives, ellos, a quedarse en casa y apoltronarse. De ahí que muchas de las parejas de jubilados tengan problemas entre sí por la disparidad de sus intereses.

Ahora bien, pese a esa necesaria buena gestión del tiempo, Serrat-Valera asegura que entre la gente más mayor los conflictos de pareja tienden a disminuir y, bien gestionada, la tercera edad en pareja puede ser realmente muy gratificante.

Como también lo puede ser a cualquier edad siempre y cuando los miembros de la pareja apuesten por hacerse ciertas concesiones el uno al otro y no caigan en el error, muy común, de pensar solo en sí mismos. «Cuando haces cosas por los demás generas ciertas endorfinas que te hacen sentir feliz; por eso es tan bueno que no solo pensemos en nuestras necesidades sino también en las de nuestras parejas», explica la psicóloga.

Renovar la ilusión

Además de este consejo, la psicóloga Carmen Serrat- Valera asegura que el éxito de una vida en pareja y la clave para mantener alejados los conflictos en el seno de la misma también pasa por renovar la ilusión haciendo cosas que sorprendan al otro, cultivar el ocio juntos, compartir alguna actividad, gestionar nuestras emociones más disonantes como el enfado o la irascibilidad y relativizar los problemas para no darle importancia a lo que en realidad no la tiene. Una lista a la que se une otro elemento indispensable: el de tener una vida autónoma para no saturar a nuestra pareja ni con nuestra presencia ni con nuestra dependencia.

Los problemas de pareja o el desamor llegan cuando se deja de cuidar al otro

Tareas domésticas: ¿quién hace qué?

Cocinar, limpiar, hacer la compra... Todas estas tareas pueden ser una fuente de conflicto. ¿Cómo evitarlo? Según un estudio de la Universidad de Minnesota, las parejas que se reparten equitativamente estas tareas consiguen una relación más equilibrada. Y, aunque las parejas cada vez son más igualitarias, otras investigaciones apuntan a que cuanto más participe el hombre, más duradera es la relación.

El éxito de una vida en pareja y la clave para alejar los conflictos pasa por renovar la ilusión

Decálogo para mantener a raya los conflictos

  1. Piensa en tus necesidades y en las de tu pareja.

  2. Renueva la ilusión. No dejes de hacer cosas que sorprendan a tu pareja: propón un viaje, haz algún regalo, prepara una cena…
  1. Cultiva el ocio: apuesta por alguna actividad que os guste a los dos.

  2. Gestiona tus emociones, sobre todo aquellas que tienen que ver con enfados o ataques de irascibilidad. Deterioran la relación de pareja.

  3. Aplica todas tus habilidades de comunicación: es importante que sepas hablar de todas las cosas, incluidas aquellas que pueden enfadarte a ti o a tu pareja.

  4. Relativiza: no des a todos los temas ni a todos los problemas la misma importancia. ¡No la tienen!

  5. Apuesta por la inteligencia emocional: trata de ponerte en el lugar del otro en lugar de criticar o juzgar su comportamiento o afirmaciones.

  6. Aprende a consensuar: casi todo, tras darle una vuelta, puede tener otra lectura que en lugar de alejarte de tu pareja consiga acercarte.
  1. Busca soluciones alternativas: no te encones en un problema. Explora otro camino para salir de él.

  2. No dejes de lado tu autonomía: si no consigues ser autónomo, sino dependiente al 100 por cien de tu pareja, corres el riesgo de saturarte.

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