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Síndrome del intestino irritable (SII) Calma tu caldera interior

¿Sufres hinchazón y dolor abdominal? ¿Alteraciones en tus deposiciones? ¿Gases en el intestino? Con una alimentación adecuada podrás evitarlo.

Afecta a cinco de cada mil personas y no es una enfermedad propiamente dicha, sino un conjunto de trastornos funcionales del intestino que se caracterizan por la presencia de episodios recurrentes de dolor abdominal, molestias acompañadas de hinchazón abdominal y alteraciones en la frecuencia y/o la consistencia de las deposiciones.

Pero el síndrome del intestino irritable no siempre presenta los mismos síntomas ni afecta por igual a unas personas que a otras.

La comida viaja por el sistema digestivo mediante las contracciones de los músculos que cubren su recorrido. Pero cuando los nervios o los músculos se vuelven hiperactivos, dependiendo del lugar donde se produce ese exceso de actividad, pueden causar problemas digestivos como estreñimiento y diarrea. Los expertos no están seguros de por qué sucede esto, pero una teoría es que las señales entre el intestino y el cerebro se interrumpen.

¿Qué lo provoca?

Algunas personas tienen una sensibilidad excesiva en sus señales digestivas nerviosas, lo que puede agravar los síntomas. Por otro lado, las intolerancias alimentarias también pueden desencadenarlo y se ha observado que se suele desarrollar después de tener un virus estomacal como la gastroenteritis.

Un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino también puede desarrollar sus los síntomas. Y las hormonas también pueden estar implicadas en su aparición, ya que las mujeres son más propensas a desarrollar síndrome del intestino irritable. También hay alimentos que, siendo parte de una dieta saludable, pueden desencadenar los síntomas: alimentos grasos o fritos, cafeína, chocolate, alcohol, fruta, repollo, brócoli, coliflor, cebolla, frijoles, lácteos, trigo, bebidas gaseosas e incluso leche.

Si tienes...

Estreñimiento. Bebe ocho vasos de líquido cada día e incrementa gradualmente el consumo de alimentos con fibra, como cereales integrales, frutas y verduras.

Diarrea. Bebe ocho vasos de líquido al día y evita la cafeína. No tomes panes ni cereales integrales y no uses el sorbitol como edulcorante. Toma lácteos sin lactosa un par de semanas para ver si los síntomas mejoran.

Hinchazón y gases. Disminuye el consumo de verduras y legumbres y prueba productos lácteos sin lactosa durante un par de semanas.

Un consejo para todos. Come de manera regular y evita saltarte las comidas o cenar tarde. Mantener un diario de alimentos te puede ayudar a identificar cuáles son aquellos que desencadenan los síntomas.

Nutrientes que reducen sus síntomas

Aceite de menta. Es un remedio con acción antiespasmódica que reduce los gases en el intestino y alivia el dolor en la pared intestinal. Los estudios han demostrado que, administrado en tabletas, mejora el dolor, la distensión abdominal y la frecuencia y flatulencia de las deposiciones.

FOS. Los fructooligosacáridos (FOS) ayudan a alimentar a las bacterias “amigas”, las cuales mejoran la flora intestinal y, de paso, alivian los síntomas del SII.

Acupuntura. Los estudios sugieren que puede ayudar a aliviar el dolor, la ansiedad y la depresión, así como regular la motilidad del tracto digestivo.

¿Sabías que… el estrés empeora el síndrome?

La conexión entre el cerebro y el intestino está bien establecida en la literatura médica. Según los expertos, el estrés y la ansiedad provocan la liberación de sustancias químicas que afectan el sistema digestivo. De ahí que saber gestionar el estrés puede ayudar a aliviar los síntomas, por ejemplo, las terapias de relajación, que pueden ser de utilidad si tienes estrés u otros factores psicológicos que desencadenan los síntomas del síndrome del intestino irritable.

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