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Este verano… piel sana y cuidada

Lograr un moreno a toda costa supone un riesgo irreparable en la piel. Melanoma, envejecimiento prematuro, manchas, lunares o incluso adicción al bronceado son algunas de las consecuencias de pasar muchas horas bajo el sol. 


Utilizar una buena protección solar y tomar alimentos ricos en carotenos son algunas de las claves para lucir una piel cuidada, bronceada y, sobre todo, sana.

Sabemos que el sol es fuente de vida y sin él no podríamos vivir. Es el mayor proveedor de vitamina D, esencial para prevenir el raquitismo en los niños y la osteoporosis en edades avanzadas, y además está comprobado su efecto antidepresivo. Sin embargo, el sol también es el principal factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel y para el envejecimiento prematuro de la piel. Por tanto, debemos exponernos al sol de forma consciente y conocer que el enrojecimiento de la piel, el eritema solar, es un primer grado de quemadura solar. 

La piel tiene memoria

Los rayos ultravioletas son los responsables del bronceado de la piel, pero también de su envejecimiento porque son los que inciden más profundamente, llegan hasta la dermis y dañan las fibras elásticas y el colágeno, produciendo flacidez y arrugas.

Exponerse al sol para buscar un bronceado en cierto modo es un contrasentido, pues se busca belleza, pero, por otro lado, se produce el envejecimiento de la piel por acumulación de radiación a lo largo de los años. Por eso decimos que “la piel tiene memoria”, y nos pasa factura más pronto que tarde: disminuye la elasticidad, la piel se vuelve opaca, aparecen manchas y todo esto hace que nuestra piel se vea más envejecida.

Las quemaduras solares producidas durante la etapa infantil son determinantes para el futuro de la piel, ya que aumentan las posibilidades de sufrir un melanoma u otro tipo de cáncer de piel, por ello es tan importante su cuidado. De hecho, se sabe que los más pequeños se exponen al sol hasta tres veces más que los adultos, y se calcula que entre el 50 al 80% del tiempo de exposición solar en la vida de una persona se produce antes de llegar a los 18 años. 

Mujer, cuida tu piel

Las mujeres deben tener un especial cuidado con la piel, sobre todo a partir de los 50 años. Con la llegada de la menopausia, la piel va perdiendo la protección natural que aportan los estrógenos, y hay que duplicar el esfuerzo de cuidar la piel, ya que hay más tendencia a la sequedad y las arrugas, y el sol no ayuda.

El embarazo es otra etapa fundamental de cuidados. Durante la gestación se produce la denominada hiperpigmentación o aumento del color de la piel, principalmente en la zona del ombligo y areolas, pero también en cuello, axilas y rostro. La incidencia del sol empeora estos cambios pigmentarios y, por tanto, hay que extremar las medidas de protección. Las cremas solares no tienen ningún efecto secundario durante la gestación; son, por tanto, grandes aliadas contra las manchas.

Melanoma, la cara oculta del sol

El melanoma es un tipo de cáncer de piel causante del 65% de las muertes por cáncer de piel, lo que indica su alto potencial de agresividad y capacidad metastásica. Los casos se han triplicado en los últimos veinte años hasta convertirse en el cáncer que más aumenta. De hecho, en España crece un 10% cada año.

Factores de riesgo

Aunque son diversos los factores que provocan un melanoma, parece ser determinante haber tomado el sol en exceso durante la infancia, pero además influye:

  • La predisposición genética: el melanoma es más frecuente en personas de piel clara y pelo rubio o pelirrojo.

  • Haber padecido un melanoma con anterioridad, tener antecedentes familiares de melanoma u otros cánceres.

  • Tener más de 40 o 50 lunares en el cuerpo, o tres o cuatro lunares atípicos.

  • Haber sufrido una o más quemaduras severas solares, especialmente si se han producido antes de los 18 años, ya que el efecto de la radiación solar es acumulativo.

Otros signos de alerta

También debes consultar con tu médico o dermatólogo si alguno de tus lunares tiene estos síntomas:

  • Cambio de tamaño, forma o color.

  • Exudación o sangrado.

  • Picor o dolor al tacto.

  • Abultamiento o aparición de protuberancias sobre el lunar.

Bronceados desde la mesa 

  1. La alimentación es un arma inmejorable para preparar la piel ante la exposición solar. Existen alimentos que previenen la oxidación de las células de la piel y del organismo. Pero recuerda: aunque tu piel esté bien nutrida, su defensa frente a la agresión solar siempre es débil y hay que protegerla también por fuera. 
  1. ¿Qué alimentos? Lo más recomendable es que aumentes la ingesta de vegetales ricos en antioxidantes y carotenos, esenciales para neutralizar la actividad de los radicales libres. Los tenemos en la zanahoria, el tomate, el melocotón, el mango o los frutos rojos como las fresas, la sandía o las cerezas. 
  1. ¡Agua y más agua! Además, es muy importante beber mucho líquido –preferiblemente agua– para hidratar la piel y prevenir los golpes de calor, ya que las altas temperaturas del verano incrementan nuestra sudoración y con ella el agua, tan necesaria para la refrigeración natural del organismo.

Decálogo de cuidados de la piel

La Academia Española de Dermatología recomienda:

  1. Protégete adecuadamente del sol. Además de fotoprotectores, usa gafas de sol, sombreros, gorras y ropa adecuada. Evita la exposición solar en las horas centrales del día. Y extrema los cuidados durante las primeras exposiciones al aire libre, ya sea en la playa o en el campo.

  2. Cuidado con el escote, el cuello y Las manos. Cada año vemos aumentar el número de consultas por los efectos del fotoenvejecimiento en estas zonas corporales.

  3. Si practicas deportes náuticos, renueva frecuentemente el fotoprotector y evita las horas de máxima insolación.

  4. No es aconsejable tomar sesiones de rayos uva.  Es más sano para la piel utilizar cremas autobronceadoras.

  5. Hidrátate por dentro. Bebe agua y zumos de frutas naturales en mayor cantidad. Aprovecha estos meses para disfrutar de la gran variedad de frutas, hortalizas y verduras.

  6. Utiliza cremas hidratantes tanto en el rostro como en el resto del cuerpo. Puedes mejorar los resultados si aplicas un serum con antioxidantes antes de la crema hidratante en la cara. No olvides las cremas regeneradoras por la noche, aunque en algunos casos deberás aumentar las precauciones frente a la exposición solar, sobre todo si usas ácido retinoico.

  7. Si te planteas mejorar tu aspecto o eliminar algunos de los efectos de la edad, también puedes hacerlo en esta época del año. No existe contraindicación para realizar tratamientos con toxina botulínica o rellenos dérmicos.

  8. Si tu piel presenta manchas que han aparecido con el paso de los años, no es el mejor momento para empezar tratamientos que eliminen estas lesiones. En verano procura protegerte al máximo para no mancharte más.

  9. Los tratamientos con peelings, luz intensa pulSada (ipl) o láseres se posponen para después del verano si se realizan en áreas del cuerpo que pueden recibir la radiación solar, para evitar una hiperpigmentación tras estos tratamientos por culpa del sol.

  10. ¿Has descubierto alguna lesión pigmentada sospechosa en tu piel? No pierdas tiempo, acude a tu dermatólogo.

¡Atención a los niños! Su piel es aún más delicada que la de los adultos. Extrema las precauciones si van a estar al aire libre.

 

 

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