Propiedades beneficiosas
Pero no le faltan tampoco propiedades realmente beneficiosas para el ser humano, entre las que destacan las siguientes:
- Para el sistema digestivo: Su riqueza en enzimas facilita la digestión, ayuda a digerir mejor las grasas y previene los gases. También es una aliada contra úlceras y gastritis. Por su alto contenido en fibra, facilita el tránsito intestinal.
- Para la coagulación sanguínea: Contiene cumarina, un compuesto antiagregante que ayuda a prevenir los trombos en las arterias. Y también aporta vitamina K, que ayuda a prevenir las hemorragias o los hematomas.
- Para los problemas hormonales: Sus isoflavonas ayudan al control de trastornos como los desajustes menstruales y los propios de la menopausia.
- Para la retención de líquidos: Varios de sus nutrientes contribuyen juntos a aliviar la hinchazón de los tejidos.
- Para el colesterol alto: Al tener mucha fibra, reduce la absorción del colesterol de los alimentos.
- Para los huesos y dientes: Aporta importantes cantidades de calcio y también de vitamina D, que ayuda a fijar ese calcio a los huesos. Por tanto, es una buena ayuda para prevenir la osteoporosis.
- Para el reuma y la artritis: Tiene componentes que combaten las inflamaciones, beneficiosos para las personas que padecen enfermedades reumáticas.
- Para los catarros: Las altas dosis de vitamina C que aporta puede ayudar a combatir algunos síntomas de los resfriados y gripes.
- Para las infecciones urinarias: Sus compuestos antiinflamatorios y diuréticos también son beneficiosos para combatir la cistitis y otras dolencias del aparato urinario.
- Para la anemia ferropénica: Es una planta excepcionalmente rica en hierro.
Las personas afectadas de enfermedades reumáticas pueden hacer una infusión con las semillas (esta vez sin germinar) para mejorar sus dolencias.
¿Cómo se toma?
- Los brotes de alfalfa se pueden tomar crudos, aliñados en ensalada.
- Se puede adquirir la planta seca, para hacer infusiones.
- También la encontrarás en cápsulas de extracto pulverizado.
Cultiva brotes de alfalfa en casa
- Compra un sobre de semillas de alfalfa.
- Viértelas en un frasco grande de cristal. Añade agua del grifo (un volumen tres veces superior al volumen de semillas).
- Deja reposar el tarro en un lugar oscuro y cálido durante la noche.
- Por la mañana, tira el agua y enjuaga las semillas. Vuelve a añadir la misma cantidad de agua.
- Repite la operación varios días seguidos, hasta que las semillas germinen y los brotes alcancen unos tres centímetros. Coloca el frasco en un lugar iluminado durante el día para que las hojas se pongan verdes. Cuando estén listos, ya pueden retirarse del agua y consumirse.