El ejercicio físico alarga la vida, ya que mejora las funciones físicas y psíquicas de quien lo practica. Pero lo más difícil es sacudirse de encima la pereza y empezar a practicarlo de forma regular. Para que no se te haga muy cuesta arriba, te diremos dos cosas: prácticamente todo el mundo puede hacerlo si lo adapta a su edad y condición física; y, según algunos especialistas, el ejercicio físico es la mejor terapia no farmacológica contra las principales enfermedades asociadas al envejecimiento.
Por otro lado, el grupo de edad más numeroso en el siglo XXI será el de los mayores de 65 años, cuyas capacidades disminuyen a medida que decae su actividad física. Pero eso el fácil de corregir mediante sencillos programas de ejercicio que mejoran la salud, la capacidad funcional, la calidad de vida y la independencia de la persona mayor.
Y si todas estas razones no te parecen suficientes aquí tienes cuatro más:
El corazón, contento
Practicar ejercicio físico de forma regular reduce la incidencia de todas las enfermedades cardiovasculares porque disminuye y previene los factores de riesgo asociados a ellas: hipertensión, diabetes y colesterol. Una investigación sueca concluye que el deporte puede reducir hasta un 40 por ciento el riesgo de morir por causas cardiovasculares.
Huesos fuertes
El ejercicio físico reduce la pérdida de material mineral en los huesos, pues potencia la actividad hormonal y el proceso de remodelación ósea. Por este motivo, el deporte previene el riesgo de sufrir fracturas. Además, mejora la movilidad al fortalecer los músculos y mejorar el equilibrio y la coordinación.
El cerebro, en forma
El ejercicio físico reduce el riesgo de sufrir depresión, ansiedad y estrés. Además, diferentes investigaciones aseguran que practicándolo disminuyen las probabilidades de padecer enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. También favorece la integración social del mayor, sobre todo si acude a centros deportivos o practica deportes de equipo.
Previene el cáncer
Algunos tumores, como los de mama, colon o páncreas, tienen menos incidencia entre las personas deportistas. Pero si el tumor ya ha hecho acto de presencia, los especialistas recomiendan incluir el deporte en el proceso de recuperación del paciente, pues le aporta vitalidad y optimismo y le ayuda a controlar la fatiga.
¿Cuánto hago?
Lo recomendable es realizar, al menos, tres sesiones a la semana de unos 30 minutos. A partir de 65 años, lo ideal es hacerlo todos los días en sesiones más cortas, de 15 minutos.
¿Cuál es... el ejercicio ideal?
Para los mayores de 65 años, los ejercicios más adecuados son los de tipo aeróbico de intensidad baja a moderada, por su menor exigencia cardiovascular. Entre ellos, los más aconsejables son la marcha, el ciclismo (en circuitos seguros o en bicicleta estática), la natación, el golf o cualquier tipo de gimnasia (desde el aeróbic a los bailes de salón). En todos estos casos siempre hay que hacer más hincapié en los trabajos de estiramiento, movilidad y flexibilidad, que en la resistencia.